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Cómo se hacen las carillas

La fabricación de carillas de porcelana comienza con un modelo que cuenta con un troquel refractario removible, sobre el cual el ceramista aplica diferentes capas de porcelana utilizando un pincel fino. Estas capas se construyen de forma progresiva y luego se cuecen en un horno a más de 900 grados Celsius.

Después, se contornea y refina la superficie con fresas de diamante y abrasivos, para posteriormente realizar una cocción final que otorga el brillo definitivo y sella la superficie. Finalmente, se lleva a cabo un pulido con siliconas para igualar el lustre de la dentición natural existente.

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Una vez completadas la estratificación y el acabado de la cerámica, la carilla debe retirarse del material de soporte sobre el cual fue cocida, utilizando aire abrasivo, y verificar que se adapte perfectamente en la boca. Se utiliza una pasta de contacto para detectar cualquier interferencia, la cual se elimina con una fresa de diamante si es necesario, asegurando un ajuste íntimo de la restauración. En este punto, la carilla está lista para ser probada de manera intraoral.

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